Alternativa renovable como combustible de origen agrícola
Por Francisco Contreras Nájera
El objetivo de lograr una sociedad libre de emisiones de carbono en 2050 parece especialmente ambicioso en lo referente al ámbito de la movilidad sostenible, ya que hay sectores en los que resulta complicado reducir la huella de carbono, como el transporte pesado de mercancías por carretera, el sector de la aviación o el transporte por mar.
Sin embargo, los biocombustibles se presentan como una opción muy interesante para contribuir al reto de la descarbonización.
Los biocombustibles o eco combustibles son combustibles renovables líquidos que provienen de materias primas renovables y una de sus principales bazas es que tienen nulas o bajas emisiones de CO2 durante su producción y utilización final. Entre ellos, podemos mencionar el biodiésel, el biogás o los bioalcoholes, como el bioetanol.
Hoy día, los países líderes en la producción y consumo de etanol son Brasil y Estados Unidos; este último es además el principal exportador de bioetanol del mundo. En Europa, el país que más bioetanol consume y exporta es Francia.
¿Qué es el bioetanol y para qué sirve?
Para generar electricidad, se utiliza una caldera de bioetanol en la que se quema el combustible y el vapor de agua generado hace girar una turbina que permite producir esta energía. Por lo que respecta al transporte, se emplea de forma similar a la gasolina o al diésel, mezclándose en determinado porcentaje con los combustibles fósiles tradicionales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, o bien utilizándose en exclusiva en motores preparados (como los de los vehículos de combustible flexible). También resulta muy útil para calentar estancias, como sucede con las chimeneas y estufas de bioetanol.
Según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), el bioetanol se divide en tres tipos, en función de la materia prima que se utilice para su producción.
Bioetanol de primera generación: Es el que se deriva de plantas cultivadas expresamente para su producción.
Bioetanol avanzado: Procede de residuos agrícolas o urbanos, especialmente de la descomposición de biomasa procedente de madera. A su vez, el bioetanol avanzado puede obtenerse de especies vegetales no destinadas a la alimentación, como las algas. Aún se encuentra en fase de investigación y desarrollo, por lo que no se comercializa en la actualidad.
Ventajas del bioetanol
Reduce las emisiones de CO2: Aunque al quemarse produce CO2, en realidad es el que procede del que absorbió la planta al crecer, y además es muy inferior al que generan los combustibles fósiles; la diferencia oscila entre un 19% (procedente del cultivo de maíz) y el 86 % (procedente de residuos de biomasa).
No genera residuos: Su combustión no genera olores ni desperdicios, y el CO2 generado puede capturarse y utilizarse en otras aplicaciones industriales, como la carbonatación de bebidas o la congelación. Por ejemplo, permite reducir la cantidad de basura generada en un núcleo urbano.
Impulsa la economía local: El aumento de la demanda de este combustible conlleva mayores oportunidades de empleo. Además de necesitar personal para trabajar en las plantas de bioetanol, se crean puestos en el sector agrícola, para suministrar las materias primas y otros sectores relacionados.